miércoles, 15 de marzo de 2017

08 El auge del islam

08 El auge del islam

A principios del siglo VI d. C. nació una nueva religión en los desiertos de Arabia. Fue el islam, una palabra que significa «sumisión a Dios». Su profeta, Mahoma, explicó a sus seguidores que la palabra de Dios se le había revelado directamente a través del ángel Gabriel.

El atractivo y el carisma de Mahoma era tal que unió a las tribus de Arabia bajo la bandera del islam, y durante los siguientes 150 años los árabes extendieron su poder y su nueva religión desde España en el oeste a las fronteras de Asia central y la India en el este.

Mahoma no pretendió que el islam fuera una religión nueva. Según él, se trataba más bien de una perfección de las viejas religiones monoteístas, el judaísmo y el cristianismo, que remontaban sus raíces hasta Abraham. Las revelaciones se iniciaron en 610 y fueron finalmente puestas por escrito en el Corán. La predicación de Mahoma contra la idolatría de los habitantes politeístas de La Meca provocó su expulsión a Medina en 622. Llevó consigo a sus seguidores en una emigración llamada hégira, que marca el primer año del calendario islámico. Ocho años más tarde regresó a La Meca a la cabeza de un ejército y conquistó la ciudad. Cuando murió en 632, Mahoma gobernaba toda la península Arábiga.

Salir de Arabia. Antes de su muerte, Mahoma había animado a sus seguidores a organizar una yihad (guerra santa) contra los infieles. Sus sucesores como gobernantes de la comunidad musulmana tomaron el título de califa (literalmente «sucesor») y durante las tres décadas siguientes condujeron a los árabes en una serie de campañas destacables, arrebatando Egipto y Siria al imperio bizantino y Mesopotamia e Irán a los persas sasánidas. Los árabes pusieron sitio a Constantinopla, la capital bizantina, no sólo una sino dos veces (674-678 y 717-718).

La política de los conquistadores frente a los conquistados era ofrecer los derechos y los privilegios de los musulmanes a todos los conversos; los que no se querían convertir, ya fueran cristianos o judíos, eran tolerados siempre que no ofrecieran resistencia, aunque estaban sometidos a impuestos más altos. Este enfoque tolerante contrastaba con la intolerancia religiosa de los greco-ortodoxos bizantinos y de los zoroastrianos persas, y provocó que muchos dieran la bienvenida a los nuevos conquistadores.

«Persia se había extinguido y Bizancio estaba aplastada, al igual que las ciudades indias: eran invencibles en todas partes».

Tu Yu, funcionario chino del siglo VIII, describiendo la extensión de las conquistas de los árabes, recoge que incluso enviaron una embajada a la corte imperial china para ofrecer tributos.

Los ejércitos musulmanes se extendieron por el norte de África y en 711 un ejército de moros (musulmanes bereberes) cruzó el estrecho de Gibraltar y emprendió la conquista de la mayor parte de la península Ibérica. Cerdeña y Sicilia cayeron también, y en 846 los árabes saquearon la propia Roma. El mismo año que los bereberes cruzaron hacia España, un ejército árabe avanzó desde el este de Irán y conquistó una gran porción del valle del Indo. Durante los siglos siguientes, el islam se extendió hacia los pueblos turcos de Asia central, y por gran parte de la India. Los mercaderes árabes llevaron el islam al África subsahariana, al sureste de Asia y a Indonesia.

Cronología



No tardó mucho en aparecer un conflicto dentro del mundo islámico. Alí, el cuarto califa y yerno de Mahoma, fue asesinado en 661, y sus seguidores, los Shi’at ‘Ali («el partido de Alí») formaron la minoritaria secta chií, mientras que la mayoría, los sunnitas, se mantenía fiel a la sunna («tradición»). La primera dinastía de califas, los omeyas, tuvieron su base en Damasco, pero fueron reemplazados en 750 por la dinastía abbasí, que trasladó la capital a Bagdad. La corte abbasí llegó al punto culminante de su magnificencia a finales del siglo VIII bajo el quinto califa abbasí, Harún al-Rashid, que intercambió regalos con Carlomagno y aparece en las Mil y una noches. Pero después el poder de los abbasíes en el imperio árabe entró en decadencia. En 929 el emir de Córdoba se proclamó califa y durante un siglo él y sus sucesores vivieron una edad de oro, marcada por una gran prosperidad y florecimiento cultural, con la construcción de mezquitas, jardines y palacios magníficos, y grandes avances en ciencia, filosofía, historia y geografía. Otro debilitamiento del poder abbasí se produjo en 969, cuando los fatimíes, una dinastía chiita que pretendía descender de Alí y Fátima (la hija de Mahoma), asumieron el califato en Egipto y el norte de África.

Ciencia islámica
Durante muchos siglos después de la caída de Roma, mientras que la mayor parte de las enseñanzas clásicas se perdía para el Occidente cristiano, estudiosos y eruditos como Ibn Sinna (Avicena, 980-1037) e Ibn Rushd (Averroes, 1126-1198) mantuvieron viva la llama intelectual de la Grecia antigua. Estas enseñanzas se empezaron a recuperar a partir del siglo XII, cuando Gerardo de Cremona tradujo al latín muchas versiones árabes de textos griegos. Fue a través de este proceso como las obras de Aristóteles y muchos otros llegaron al conocimiento de la cristiandad, teniendo un impacto enorme en la teología, la filosofía natural y la medicina.

Pero árabes, persas y otros dentro del mundo islámico medieval también realizaron numerosas contribuciones originales. El sistema árabe de numerales, incluyendo el símbolo clave del cero (derivado de la India), hizo posible unas matemáticas mucho más complejas de las que habían logrado griegos y romanos con su torpe sistema numérico. La propia palabra «álgebra» deriva del término árabe al-jabr, que fue usado por primera vez en un contexto matemático en 820 por el matemático persa Al-Khwarizmi en su tratado para resolver ecuaciones polinomiales. De igual forma, la palabra «alcohol», que deriva del árabe al-kuhl, se debe a Jabir ibn Hayyan (Geber, c. 721-c. 815) el primero en identificar el alcohol como el vapor inflamable que se liberaba al hervir el vino.

También comprendió las funciones de ácidos y álcalis (dio nombre a estos últimos), y se le atribuye el desarrollo de la alquimia hasta convertirla en una ciencia experimental: la química.

También se produjeron grandes logros tecnológicos. En 850 los hermanos Banu Musa de Bagdad publicaron su Libro de los artefactos ingeniosos, que contiene descripciones de numerosos artilugios mecánicos como autómatas e instrumentos musicales automáticos. Unos pocos años después, en el emirato de Córdoba, el inventor andalusí Abbas Ibn Firnas construyó un par de alas y parece que planeó por el aire recorriendo cierta distancia antes de precipitarse a tierra.

«En el centro de la sala había un gran cuenco lleno de azogue; a cada lado de ella ocho puertas fijadas en arcos de marfil y ébano, adornados de oro y piedras preciosas de diferentes tipos y que descansaban sobre pilares de mármol multicolor y cristal transparente».

Al-Maqqari, escritor del siglo XI, describiendo un palacio andalusí en el emirato de Córdoba.
Además de estas divisiones internas también existían presiones externas. En el siglo XI los turcos selyúcidas, musulmanes convertidos procedentes de Asia central, barrieron todo el Oriente Medio, mientras que a finales de siglo las ejércitos cristianos de Europa occidental organizaron la primera de una sucesión de cruzadas para reconquistar Tierra Santa de manos musulmanas. Al mismo tiempo, los reinos cristianos en el norte de la península Ibérica iniciaron una larga campaña de reconquista de la España musulmana. En los siglos XIII y XIV los mongoles y los turcos otomanos iniciaron sus asaltos; estos últimos crearían un imperio en Oriente Medio que duraría hasta el siglo XX.

La idea en síntesis:
la expansión rápida de un fenómeno religioso y político nuevo
Cronología



No hay comentarios:

Publicar un comentario